domingo, 20 de abril de 2014

Los días azules...

Publicado por Azulia en 16:53 0 comentarios
Sí, así quiero comenzar a escribir esto, con un título ya dicho, con un título existente de un libro existente, de un autor muy conocido, Fernando Vallejo, pero este escrito no es sobre él, sino sobre mí.

De esos anhelados días, que ya no volverán, bueno, volverán por el laberinto de la memoria. Nunca podré olvidar esa casa, la que me cobijó por muchos años, y la que al mismo tiempo me arrancó las raíces, y me corrió dos veces. Cálido y frío, siempre fue así. Días interminables de juegos con mis hermanos, de maullidos, de televisión, de frituras, del aroma a guiso de mamá, de su eterno perfume. Mis padres, serenos, amorosos, confiados. Yo, una niña, tímida, miedosa, ignorante. Sueños, sueños color azul. Pensamientos, letras, papel. Pero era yo, siempre conociéndome, siempre inspeccionado mi interior, gran instrospección, nadie podía venir a decirme quien era yo, porque yo sola me conocía. Dudo que haya personas que se conocen. Creen conocerse. Si no piensan, no se conocen, no reflexionan ni sus propios actos, no recuerdan ni lo que hicieron ayer. He cambiado, siempre fuie misántropa, odioaba la muchedumbre, el vulgo... esa gente que se aglomera por todo, por sus partidos de futbol, por sus apoyos políticos, por aborazada, siempre odié las filas, hacer fila para mi era estúpido, era seguir un orden de algo estúpido. Sí, he cambiado, no sé si para bien o para mal, la verdad es que poco me importa.

"Escaparse"

Publicado por Azulia en 16:53 0 comentarios
Uno de los recuerdos que tengo presente cuando viajo a través del tiempo y recorro mi infancia y la etapa escolar, fue un día que me fui de pinta de la escuela, si es que se puede decir que me fui de pinta, porque sólo eran unas pocas cuadras, como 3, jajaja, pero el brincarse la barda de la escuela y todavía tener la precaución de que nadie te vea, no es nada fácil, agregándole que tenía 7 años, y aquellos tiempos eran más rígidos, pues fue todo un acontecimiento. Recuerdo que éramos tres, Conchita, Julia y yo, las que nos escapamos, brincamos la barda de la escuela, y salimos por un agujero de la Biblioteca, no corrimos ni nada, nos hicimos las despistadas, caminos tranquilas y llegamos a una tienda, yo traía en ese entonces pocos centavos, mis amiguitas también traían sus monedas, y yo, me compré un frutsi de naranja y un gansito, el gansito más delicioso que habría probado en mi vida. Me sentía como ilegal, creo que nuestras miradas de complicidad nos delataron, pues el señor que atendía la tienda de abarrotes nos acusó con el conserje, el conserje fue de inmediato a decirle a la directora que había tres niñas que se habían "escapado" de la escuela. Pues ni que fuera cárcel, pero así nos hicieron sentir. El castigo, estar una hora en la clase de apoyo. Las clases de apoyo se tomaban en un saloncito cerca de la dirección para niños con problemas de aprendizaje, hiperactivos, déficit de atención, con sindrome de down. No sé en realidad si era bueno o malo, pero nadie quería estar en esa clase de apoyo, pues nos sentíamos como marginados o discriminados. En ese entonces, que te fueras de pinta o que te "escaparas" de tu escuela era lo peor que uno podía hacer. Pues me sentí culpable, sobre todo al llegar a la casa y ver a mi mamá. No le dije nada, nunca se lo conté, pero el remordimiento no me dejó dormir por varios días.

Zapatito blanco, zapatito azul

Publicado por Azulia en 16:52 0 comentarios
En aquel tiempo éramos niños y actuabámos como tales. Aquellos días uno sí que vivía su infancia, siento que ahora, queremos tratar a los niños como adultos. Mis zapatos favoritos eran de color azul, eran de tela y con un cordón blanco, me combinaban con el azul marino del uniforme. Los usé hasta que los desgasté, jugaba mucho con mis compañeritas de primer año escolar. Mi grupito de niñas siempre fue de 5 ó 6, nos llevábamos muy bien, éramos muy imaginativas, inventábamos historias, bien que nos divertíamos en esa media hora de recreo. Me encantaba correr por la parte de atrás de la escuela, a pesar del calor de aquellos días, siempre se sentía una brisa fresca. En ese tiempo mi mamá siempre me recogía el cabello, ya sea en una larga trenza o en una coleta. Era una niña blanca, delgada, de largos cabellos negros y ojos café. En ese entonces no tenía miopía, recuerdo que veía bien. Siempre tuve problemas con las Matemáticas, no me gustaban y no ponía atención, en cambio disfrutaba mucho las clases de Español, de Sociales, de Historia. Era aplicada y disciplinada. Mi comportamiento era bueno, mis notas eran regulares, pues fallaba en las sumas y restas. En la materia de Artísticas, me iba muy bien, pues mi gusto por el dibujo empezó desde muy corta edad y me encantaba participar en bailables aunque yo era muy tímida, siempre salía mi otro yo a la hora de bailar. Había libertad en ese entonces, la Ciudad era apacible. Ahora todo ha cambiado.

Un día que deja huella...

Publicado por Azulia en 16:51 0 comentarios
Antes de que me llevaran a ese lugar, recuerdo que al llegar la noche, ya en mi cama, tratando de dormire, pensé que no quería crecer, tenía miedo ser 'grande'. Yo era una niña de cinco años, preocupándome por cosas que aún no sucedían, era realmente angustiante. Llevaba un vestido, y zapatos de charol blanco, mi cabello estaba sujeto en una coleta. La tarde era soleada y ahí estaban todos ya sentados, cada quien en su banco a lado de su compañero. Yo observé a mi alrededor y me fui hasta las filas de atrás, vi un asiento vacío a lado de una niña morena, con vestido azul llamativo; ella lloraba, y yo me puse a llorar también. Vi a mi madre en la ventana, no le grité, no le supliqué, no dirigí palabra alguna, sólo lloré. Fue ahí cuando comenzó toda mi introversión, el ser antisocial. Tuve miedo. No pusé atención a lo que sucedía en el interior, sólo escuchaba a la maestra dar indicaciones. Mi compañera lloraba cada vez más, la maestra no nos decía nada, éramos un cero a la izquierda para ella. Tocó un timbre y todos salieron corriendo, aventándose unos a otros. Yo no sabía que hacer, si quedarme ahí sentada llorando por el resto de la tarde, o salir a explorar el lugar. Caminé sola, era yo tan pequeña, que aquellos pasillos, aquellas banquetas, los salones, la explanada de la escuela, todo me pareció enorme. Desde cierto lugar de la escuela, pudé observar a lo lejos mi casa, aquel lugar que me protegía, y fue cuando me sentí un poco segura. Si no vendrían por mí, seguro yo me iría hasta llegar ahí. Me pregunté por mis hermanos y mi mamá, ¿qué estarían haciendo? Yo no entendía porque me habían mandado a ese lugar, ¿pa qué? ¿qué sacaría con todo eso? ¿y todos aquellos niños? ¿por qué algunos lloraban y otros estaban contentos? Pensé y pensé, tenía preguntas que nadie me contestaba. Entré al salón y me calmé. Le dije a mi compañera que ya dejara de llorar. Se supone que también nosotras teníamos que estar igual que los otros, mirando al pizarrón y no con las miradas perdidas al horizonte. Al otro día, todo estuvo mejor.

miércoles, 16 de abril de 2014

RADIO KAOS BOTAS NEGRAS (disco completo)

Publicado por Azulia en 18:12 0 comentarios

 

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